Siempre
pensé que era una persona feliz y alegre, riendo, apoyando a los otros,
olvidando, haciendo locuras.
Locura infinita.
Conforme
crecí tuve amigos que me hicieron ver que soy la persona más pesimista que habían
conocido, que me ahogaba en mis propios vasos de agua y me encerraba en mi
miseria.
Escuchar
eso dolía. Era más fácil decir “quizás tienes razón”, terminar la charla
profunda con un chiste que eliminara la tensión y seguir riendo, olvidando,
haciendo locuras.
Entonces
crecí más. La charla profunda resuena en mi cabeza y ahora sólo me queda contestarme a mí
misma “tienen razón”. Y ahora sí me la creo. Y estoy enojada todo el tiempo. Me
siento estancada, sin futuro, sin oportunidades, sin capacidad de lograr nada
en este mundo que cada vez se va más a la mierda.
No
es tu culpa, amor mío. No es culpa de nadie "es sólo que no sé dónde termina el mar que llevo dentro y a veces me ahogo"1
Siempre he sido así y apenas
empecé a darme cuenta…
1.-Elvira Sastre